martes, 25 de noviembre de 2014

"Mujer valiente"

Siempre fuimos como el perro y el gato. Desde el primer día, desde la primera vez que nos vimos. Recuerdo el disgusto que tenía. Llevaba nueve meses oyendo hablar del hermanito que venía en camino y no recuerdo bien qué era exactamente lo que me esperaba pero, desde luego, nada tenía ver con aquel amasijo de huesos y piel semitransparente que me miraba de reojo y con el ceño fruncido desde la cuna de la clínica, mi carita entre los barrotes...
Me sentía destronada. Aquel pequeño ser acaparaba toda la atención de mi amatxu y me había desplazado a un lugar muy secundario. Después de cuatro años siendo la reina de la casa... aquello no era justo. De pronto todo eran órdenes: "trae el biberón, vete a por los pañales, no le quites el chupete, no hagas ruido que la vas a despertar, no la achuches tanto que la vas a hacer daño, no esto, no lo otro..." ¡Grrr! ¿Pero qué se había creído la recién llegada? Y encima tenía que cuidarla cuando quien realmente necesitaba todos los mimos y cariños del mundo era precisamente yo...
Me adjudicaron el papel de "segunda madre", de modelo a seguir: "tienes que portarte bien porque ella hará todo lo que tú hagas, copiara cada movimiento, cada gesto, cada conducta". ¡Qué equivocados estaban! La niña era cualquier cosa menos sumisa y llevadera. Más bien todo lo contrario, resultó rebelde y respondona. En una palabra: ingobernable. Y con el pico de oro: siempre tenía contestación para todo, la palabra justa en la punta de la lengua, y no se la mordía, no. No se callaba ni debajo del agua. Pero era taaaaan graciosa, que todo se le permitía. Tanto se le consintió que la adolescencia se convirtió en un verdadero infierno para mis progenitores. No hacían carrera con ella. Malas notas, juergas encadenadas, compañías poco recomendables... Y ninguna mano férrea que le pusiera freno. Había miedo de que cometiera alguna insensatez irremediable...
Pero no hay mal que cien años dure ni quién lo pueda aguantar. Con el tiempo se fue serenando, convirtiéndose en una persona seria y trabajadora, luchadora inagotable, peleando día a día por hacerse un lugar en el mundo. Finalmente, todo parecía en orden como siguiendo un plan premeditado de antemano. ¡Pobre infeliz! El destino le tenía reservada una difícil papeleta. Y cuando menos lo esperaba y menos lo merecía, la vida le golpeó con toda su crudeza, arrancándole de cuajo lo que más quería. Pero incluso en aquellos momentos, en los peores momentos, sacando fuerzas de flaqueza Dios sabe de dónde, no se arredró y afrontó enérgicamente las peores circunstancias y situaciones a las que puede enfrentarse el ser humano.
Entonces, treinta años más tarde se me encomendó nuevamente ocuparme de ella. Pero no es tarea fácil cuidar de una mujer hecha y derecha que no se deja querer. Me sentía frustrada e impotente. Se me partía el alma al verla tan hundida y no poder hacer nada para ayudarla, no encontrar palabras de consuelo, nada que aliviara tan profundo dolor. Era tan triste su mirada... Sin ilusión, sin esperanza, sin vida...
Pero de todo se sale y de todo se aprende. Y no hay mal que por bien no venga. Alguna lección había que extraer de aquella experiencia fatídica. Y la extrajimos. ¡Vaya si lo hicimos! Seguimos siendo como el perro y el gato, eso ni puede ni debe cambiar ya... pero mucho mejor avenidos. Sabemos que pase lo que pase, los lazos de sangre que nos unen son muy fuertes, que compartimos apellidos, filiación y algo mucho más valioso y profundo, algo que ninguna fuerza sobrenatural podría destruir, porque es genuino y auténtico: amor fraterno.
Ahora está a punto de iniciar una nueva aventura. La gran oportunidad que siempre esperó se ha presentado y no la va a desaprovechar. La ocasión de hacer realidad su gran sueño, por fin al alcance de la mano. Una vez más tendrá que trabajar duro pero no me preocupa. Estoy convencida de que nada fallará. Le sobran ganas, ilusión y energía. Y la palabra miedo ya no figura en su diccionario. Que la fuerza le acompañe porque la suerte, esta vez sí, está de su lado. Mujer valiente...

1 comentario:

  1. Mujer valiente! Nunca mejor dicho.Y tu una gran hermana,aparte de hermana mayor!muxus

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