Cual Titanic.... Despues de navegar durante años contra viento y marea luchando contra todos los elementos, finalmente nuestro pequeño velero chocó de frente contra un enemigo imbatible. Tocado y hundido. Y no se pudo hacer nada por mantenerlo a flote. Únicamente, saltar a los botes salvavidas con los pocos muebles que pudimos rescatar. E intentar alcanzar la costa...
Llegados a este punto, nos queda la satisfacción de no haber arrojado nunca la toalla y haber resistido como titanes hasta el final; del esfuerzo realizado y del objetivo cumplido dentro de nuestras posibilidades y a pesar de nuestras limitaciones. Y, sobre todo, nos queda el orgullo de haber recibido el reconocimiento de aquellos que nunca antes nos valoraron y la tranquilidad de saber que nada habríamos podido hacer para evitar el fatal desenlace. Y, por supuesto, nos queda agradecer...
Gracias a los que desde "el otro lado" nos transmitieron la fuerza, energía y valor necesarios para encarar la situación sin perecer en el intento. Irremediablemente, los lazos del Amor son indestructibles. Y si todo lo sucedido es producto del Karma, no cabe duda de quiénes desencadenaron el proceso...
Gracias a todos los amigos, conocidos y demás allegados por su apoyo Incondicional, sus muestras de cariño y sabios consejos. "Porque en las buenas tus amigos te conocen y en las malas tú conoces a tus amigos". Doy fe de ello. Ni que decir tiene que sabremos recompensar tanto desvelo como se merece. Ahí lo dejo...
Y en último lugar, pero no menos importante, gracias a nuestro Capitán por ser el mejor guía que podríamos haber tenido en nuestra última travesía. Por aportarnos la confianza y seguridad que necesitábamos para afrontar dignamente el envite. Por su implicación, disponibilidad y saber estar. Su Victoria es también la nuestra. Y especialmente, por su paciencia infinita. A su lado, el Santo Job es solo un principiante.
Dicen por ahi que "Ningún mar en calma hizo experto a un marinero". Verdad verdadera. De cada vivencia se puede y se debe extraer alguna enseñanza y, afortunadamente, de esta experiencia hemos aprendido todos. Y mucho. Ahora, una vez asentados en tierra firme, sólo cabe remontar: recoger los restos del naufragio, recuperar el aliento y retomar el rumbo perdido. Y confiar ciegamente en aquello de que "cuando una puerta se cierra, otra se abre". ¡Que así sea! Mientras Rey Sol siga brillando nada es imposible...
https://www.youtube.com/watch?v=4p42wWyoCnI&pp=ygUYY2F0ZWRyYWxlcyB2ZXR1c3RhIG1vcmxh